Frente Anticapitalista (Para Kaos en la Red)
Hace unos años, Paco Frutos, dando su habitual discurso en la fiesta del PCE, comenzó a criticar a Cuba. Fue abucheado. Luego habló a favor de la ilegalización de Batasuna, volviendo a ser abucheado. Entonces, muy alterado, dijo: "vuestros silbidos no acallarán la voz de la dirección del PCE".
Los militantes de dicha organización suelen reírse de esta clase de hechos, como si se tratara de meras anécdotas. Sin embargo, pueden mostrar de un modo muy nítido en qué se ha convertido el PCE, en un proceso de degeneración iniciado con los Pactos de la Moncloa, el abandono oficial del leninismo, la aceptación de la monarquía española y la petición del SÍ a la Constitución en el referéndum de diciembre del 78.
La realidad es que, más allá de las diferencias ideológicas que puedan tenerse, es innegable que los mejores elementos -o al menos los más combativos- del PCE se han ido saliendo -o han ido siendo expulsados- tras la traición carrillista, quedando esparcidos entre el PCPE, el PCE (r), el PCE-ml, el PCOE y Corriente Roja. Algunos militantes de estas organizaciones afirman que a ellos nadie les suelta la milonga de que hay que cambiar el PCE o CC OO desde dentro, porque se llevaron 10 años de su vida intentándolo; cuando los líderes están hasta tal punto coaptados y todos los mecanismos impiden su sustitución, lo mejor para el movimiento es que seamos realistas.
Estas salidas y expulsiones han fortalecido a los elementos más revisionistas del PCE, que controlan la dirección y pisotean a la base (como demuestra la frase de Paco Frutos). Pero la situación es aún peor: la mayoría de las agrupaciones (especialmente en zonas rurales) no se reúne desde hace más de dos décadas, ya que se han disuelto de facto en el movimiento Izquierda Unida. Este movimiento, que actualmente se define como eco-pacifista, tiene aún menos democracia interna que el PCE, y su coordinador general Gaspar Llamazares ha sido elegido en unas primarias manipuladas en las que la mitad de la militancia del PCE/IU no pudo votar (sin explicación ni disculpas de ninguna clase).
La actuación parlamentaria de Izquierda Unida ha venido siendo cada vez más reaccionaria. Votaron a favor de la ilegalización de Batasuna, de la Reforma Laboral (que entre otras cosas abarataba el despido), de la LOU (que mediante la ANECA y los "Consejos Sociales" privatizaba los órganos directivos de la Universidad), del último Estatuto de Andalucía, del envío de tropas al Líbano (para desarmar la resistencia legítima de Hezbollah), del Canon (a pesar de que habían prometido oponerse en su campaña electoral), de los Presupuestos Generales del Estado y un largo etcétera.
Han propuesto pactos globales con el PSOE y gobiernan con ellos en numerosas localidades. ¿Cómo pueden merecer nuestro respeto quienes pactan con el PSOE, un partido no ya neoliberal, sino socialfascista, como demostró organizando el terrorismo de Estado de los GAL o bombardeando Yugoslavia?
Hoy día, tras el descalabro electoral y la desilusión generalizada (conocemos a militantes del PCE que se abstuvieron y a otros que votaron al PCPE), IU conserva un solo parlamentario, y además se trata del citado Llamazares, un dirigente dudosamente izquierdista (por ejemplo, en una entrevista a El País ha llegado a decir que IU no propone un keynesianismo puro, porque algo así sería "demasiado radical").
Esta es la realidad del PCE/IU hoy día. Conocemos a militantes honestos de las Juventudes Comunistas que se han dejado la piel en Congresos, durante la discusión de los Estatutos, para intentar que se mencionen alguna vez colectivización, medios de producción o clases sociales; que no se hagan alabanzas a la Constitución del 78 (monárquica, centralista y capitalista), o que entre los "países antiimperialistas" aparezca Cuba, y no... Argentina. En estos Congresos, siempre han sido machacados por la dirección, que se ha burlado de ellos argumentando que esas son "ideas del pasado"; y han perdido las votaciones. Conocemos incluso a militantes de las Juventudes que han sido expulsados por decir algo tan obvio y marxista como que dentro de esa organización, como de todas, también se desarrolla la lucha de clases.
Sin embargo, incluso estos militantes honestos aseguran que cualquier intento por construir nuevas organizaciones políticas (o sindicales, dada la conversión de CC OO en un verdadero aparato de Estado, desde aquel Congreso Federal en el que los frutistas plantaron a la policía para impedir la entrada de determinados delegados sindicales, también sin explicación alguna, y echar de la dirección a Marcelino Camacho); aseguran, decíamos, que cualquier intento de construir algo nuevo es sectario, y se siguen amparando en una especie de idea metafísica del partido por encima de los cambios y del tiempo. Y pese a todo, ellos mismos consideran que el Partido no va a cambiar (por algo pierden las votaciones en los Congresos), lo que les lleva a hundirse en una especie de desencanto derrotista o desesperación, ya que temen ser traidores si se embarcan en la construcción de nuevas organizaciones. La cuestión es ¿traidores a qué? ¿Al objetivo o a un simple medio para conseguirlo? Un partido es sólo una herramienta; si no funciona se emplea otro. Lo grave es traicionar tus principios; los militantes de la izquierda extraparlamentaria afirman que tuvieron que salir del PCE para poder seguir siendo comunistas.
Es obvio que, con un criterio puramente cuantitativo, Lenin nunca habría roto con la II Internacional para fundar la III; sin embargo, ellos afirman que, dado que su tamaño es mayor que el de otras fuerzas (aunque este año hayan tenido que cancelar su tradicional fiesta, debido a problemas económicos), son la única organización capaz de movilizar. La realidad es que, en muchas de nuestras localidades, hay otros colectivos con tantos militantes como ellos y que movilizan mucho más. Ante esto, afirman que sólo ellos cuentan con representación parlamentaria (actualmente un diputado). Pero esa representación no defiende los intereses de los trabajadores y pueblos del Estado español, sino que los ataca, como hemos ejemplificado anteriormente. Así pues, ¿cuál es el motivo para militar con ellos? ¿La nostalgia?
Nosotros pensamos que tiene que haber algo más, otro camino, algo que no sea igual. Más que organizaciones de vanguardia (ya hay muchas), hacen faltan frentes de masas, frentes de lucha, apoyados y centralizados por una organización dividida en núcleos que actúen en los barrios, en las luchas cotidianas de las familias trabajadoras asfixiadas por la crisis, la carestía y la especulación.
Consideramos necesario aglutinar estas luchas populares junto a los militantes revolucionarios, sean del partido o de la corriente que sean (y sin dejar de serlo), para construir juntos, como reflejo político de las luchas sociales, un Frente Anticapitalista que se base en la consecución de la III República, una república con derecho de autodeterminación y secesión, como etapa previa y necesaria para acometer la lucha fundamental por el socialismo.
Un Frente no para discutir sobre el pasado, sino para construir un futuro distinto, nuevo y mejor. Un Frente que apueste primordialmente por la movilización popular, antes que por el parlamentarismo y la vía institucional. Que denuncie la tortura, la represión y la inexistencia de democracia en el Estado español.
Un Frente que rechace la Constitución del 78, que apueste por nuevos sindicatos de clase y en el que las bases controlen a la dirección. Que se posicione contra el imperialismo (también contra el de la UE) y con los pueblos que se enfrentan a él, desde Nepal hasta Venezuela, sin olvidar a las guerrillas colombianas o a la izquierda abertzale. Que defienda el socialismo y apoye siempre al pueblo cubano en su lucha ejemplar.
¡A discutirlo, a trabajarlo, a conseguirlo!
¡REPÚBLICA, AUTODETERMINACIÓN, SOCIALISMO!
frenteanticapitalista@gmail.com
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